martes, 12 de abril de 2011

LIBROS: CHE (3) Critica a la economia polìtica

LA CRÍTICA DEL CHE A LA ECONOMÍA POLÍTICA
Un comentario a los Apuntes críticos
a la economía política26
¿Ética romántica contra elmarxismo?
En la historia del socialismomundial pocos revolucionarios
han sido tan admirados y queridos como el Che Guevara.
Hasta en el último rincón del mundo su figura es convocada
para acompañar las rebeldías más diversas. No obstante este
atractivo, creciente año tras año, el Che ha generado almismo
tiempo desprecios, odios, sospechas y condenas. No sólo entre
sus enemigos históricos —el imperialismo norteamericano y
las burguesías locales de América Latina— sino también en
las propias filas del movimiento socialista.
Entre estos últimos desprecios y condenas, losmás célebres
han girado en torno a las acusaciones de “idealista”, “subjetivista”,
“aventurero” y, fundamentalmente, “romántico”. Sí, romántico.
Desde las catedrales socialdemócratas hasta las
stalinistas, sin olvidarnos tampoco de algunos exponentes
maoístas, trotskistas e incluso de la autodenominada “izquierda
nacional” argentina, más de una vez el Che Guevara
ha sido rechazado por su “romanticismo”. Sospechoso por no
poder ser encasillado en ninguna de estas cristalizaciones y
“ortodoxias” y, además, por haber hablado y escrito en voz
alta sobre los problemas prácticos y teóricos de la revolución
y el socialismo desde un país del Tercer Mundo, el mensaje
rebelde de Guevara debió soportar durante demasiado tiempo
la incomprensión y el silencio sistemático. Se lo respetaba, sí,
y se lo llegaba a admitir en el panteón socialista, pero sólo a
condición de prescindir de su radicalidad política y congelarlo
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26 Este texto fue originariamente publicado en la revista Contexto latinoamericano [editada por Ocean
Sur]. Revista de Análisis político Nº5, octubre de 2007. pp. 183-200. Fue traducido al francés y publicado
en el libro colectivo Che plus que jamais [compilador y presentador Jean Ortiz]. Biarritz [Francia], Atlántica,
2007. pp. 17-40.
como un mártir. Su supuesta “ingenuidad política” —aquella
que lo alejaba de la realpolitik, la razón de Estado, el pragmatismo
y el oportunismo— era el pasaporte ideológico que lo
disculpaba ante funcionarios y burócratas institucionales.
Según esta versión ampliamente difundida en las biografías
mercantiles que hoy inundan shoppings y supermercados, su
romanticismo ético correría parejo con su ignorancia y desconocimiento
de la teoría marxista.
Por vías tan distintas pero convergentes —las del mercado
y la burocracia— la herejía comunista radical de Guevara intentó
ser ocultada o, al menos, neutralizada.
Dentro de las muchas aristas que nutrieron ese proceso de
lucha ideológica dirigido a aplacar el corazón libertario del
marxismo revolucionario merece destacarse el vínculo entre
ética comunista y crítica de la economía política en el pensamiento
del Che Guevara.
¿Ética y/o economía política?
En lamayor parte de las críticas al Che Guevara, supuestamente
“ortodoxas”, reaparece, una y otra vez, la misma hipótesis.
El Che sobredimensionaría la ética (y los problemas de
la subjetividad a ella asociados) por desconocer la primacía
histórica de las “leyes económicas objetivas”. Este desconocimiento
se debería —siempre para esta versión vulgar de su
pensamiento— a dos razones: (a) su voluntarismo y (b) su ignorancia
de la economía en tanto ciencia positiva. ¿Cuál es el
presupuesto básico subyacente que premoldea este tipo de hipótesis
de lectura? Pues que en la visión marxista de la sociedad
sería posible escindir la objetividad de la subjetividad, la
economía de la política, el “imparable desarrollo de las fuerzas
productivas” de la lucha de clases. Para expresarlo en el lenguaje
del joven Lukács o de Antonio Gramsci, el objeto del sujeto.
66
Como lamayoría de los ataques contra el Che (provenientes
de diversas ortodoxias, hoy alicaídas pero sobrevivientes) destacaban
el voluntarismo y el romanticismo de Guevara por
sobre su concepción de la historia y la sociedad, bien valdría
la pena detenernos en esta última dimensión de su pensamiento
para poder calibrar con seriedad el lugar teórico central
que en él juega la ética.
Lejos de cualquier “ignorancia” enmateria económica o de
cualquier desconocimiento en cuestiones científicas, el ángulo
prioritario y central que el Che Guevara otorga a la ética, a la
satisfacción por el deber cumplido y su reconocimiento social
como mayor estímulo moral, a la creación permanente del
hombre y la mujer nuevos, a la subjetividad y la conciencia
comunista, se asienta en un detallado y obsesivo estudio de la
concepción materialista de la historia y de la crítica marxista
de la economía política.27
La concepción general del marxismo del Che abarca una
singular interpretación de la concepciónmaterialista de la historia
aplicada a la transición socialista, pasando por un modelo
teórico que enseña el funcionamiento y desarrollo de la
economía de un país que pretende construir relaciones sociales
distintas del capitalismo hasta llegar a una serie de realizaciones
prácticas, coherentes entre sí, de política económica.
Los niveles de la reflexión del Che acerca de esa concepción
general giran en torno a dos problemas fundamentales. En
primer lugar: ¿es posible y legítima la existencia de una economía
política de la transición? En segundo lugar: ¿qué política
económica se necesita para la transición socialista? Las
respuestas para estos dos interrogantes que se formula el Che
permanecen abiertas, aún hoy en día, 40 años después. No
sólo para el caso específico de Cuba sino también para todos
los marxistas a nivel mundial.
67
27 Sobre los estudios sistemáticos de Guevara véase nuestra entrevista a Orlando Borrego: Che Guevara
lector de El Capital.
Intentando dar respuestas a esas inquietantes preguntas,
el Che elaboró un pensamiento sistemático de alcance universal
(no reducido a la situación cubana, como sugerían algunos
soviéticos, argumentando la trivialidad de que “Cuba es un
país pequeño, mientras la URSS es una país grande”, como si
eso demostrara algo en el terreno científico de la economía
política), estructurado en diversos niveles.
Si desagregamos metodológicamente su reflexión teórica,
el Che nos dejó:
(a) una reflexión de largo aliento sobre la concepción materialista
de la historia, pensada desde un horizonte crítico del
determinismo y de todo evolucionismo mecánico entre fuerzas
productivas y relaciones sociales de producción;
(b) un análisis crítico de la economía política (tanto de los
modelos capitalistas desarrollistas sobre la modernización
que por entonces pululaban de la mano de la Alianza para el
Progreso y la CEPAL como de aquellos otros consagrados
como oficiales en el “socialismo real”, adoptados institucionalmente
en la URSS);
(c) un pormenorizado sistema teórico de política económica,
de gestión, planificación y control para la transición socialista:
el Sistema Presupuestario de Financiamiento (SPF).
En la reflexión del Che Guevara, tanto (a), como (b) y (c)
están estructurados sobre un subsuelo común. Los tres niveles
de análisis (que en él fueron al mismo tiempo práctica cotidiana,
no sólo discurso teórico) se enmarcan sobre un horizonte
que los engloba y a partir del cual adquieren plenitud
de sentido. Ese gran horizonte presupuesto es el proyecto político
del Che: para continuar con la enumeración previa, podríamos
bautizarlo aleatoriamente como nivel (d).
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Es entonces (d), el proyecto político del Che, antiimperialista
y anticapitalista, de alcance mundial y no reducido a la
Revolución Cubana, el que nos permite inteligir la racionalidad
de (a), (b) y (c). Para el Che Guevara, sin proyecto político
no tiene sentido entablar discusiones bizantinas ymeramente
académicas sobre la concepciónmaterialista de la historia. Sin
proyecto político, no vale la pena esforzarse por cuestionar los
modelos económicos falsamente “científicos” que obstaculizan
el desarrollo del pensamiento crítico acerca de las relaciones
sociales. Sin proyecto político, carece igualmente de
sentido cualquier debate en torno a las diversas vías posibles
de política económica durante el período de transición al socialismo
en una revolución anticapitalista del Tercer Mundo
subdesarrollado y dependiente. Como también le sucedió a
Marx y a susmejores discípulos, en el Che es la praxis política
la quemotoriza la reflexión teórica, incluso cuando se interna
por los más escarpados y abstractos vericuetos de la teoría
marxista del valor.
La raíz última de esa concepción general (incluyendo desde
(a) hasta (d) es, precisamente, una visión ética y antropológica
del ser humano como criatura inacabada y en proceso permanente
de (auto) superación. Tomando en cuenta que la pregunta
central de la ética filosófica —por lo menos desde los
griegos hasta Kant— ha girado en torno al interrogante sobre
“¿qué debo hacer?”, la reflexión ética guevarista intenta responderlo
desde la filosofía de la praxis. Para el Che el deber
moral no es una norma universal y vacía, sino un mandato
histórico y social que emerge de la lucha de clases y de los valores
construidos en su compleja dinámica. Quizás uno de los
textos más expresivos, en este sentido, sea su inigualable discurso
“¿Qué debe ser un joven comunista?”
Como sus reflexiones en torno a la enajenación (en tanto
principal obstáculo para la creación de una nueva sociedad),
69
70
al hombre nuevo y a los estímulos morales han sido largamente
transitados y son ampliamente conocidos, en este escrito
focalizaremos el análisis en el otro polo de la ecuación
que articula junto a la política el conjunto del pensamiento
teórico del Che: su crítica de la economía política. Este aspecto
resulta muchísimo menos estudiado. Además, allí se encuentra
el talón de Aquiles de las impugnaciones antiguevaristas,
tanto las que beben de las antiguas ortodoxias como aquellas
que se nutren últimamente de la biografías mercantiles. Sólo
indagando en esa perspectiva del pensamiento de Che se
podrá alcanzar una idea plenamente acabada de la dimensión
ética que tiñe su cosmovisión totalizante del comunismo como
“hecho de conciencia” y como “moral revolucionaria”.
Si durante años debimos reconstruir de manera indirecta
su concepción crítica de la economía política a partir de las
actas de las reuniones del Ministerio de Industrias y de sus
artículos en “el gran debate” de los años 1963 y 1964 sobre la
concepción del valor, el cálculo económico y el Sistema Presupuestario
de Financiamiento, hoy contamos con una fuente
directa de valor incalculable sus Apuntes críticos a la Economía
Política28 .
Los planes de estudio para la crítica
de la economía política
Estas notas de Guevara aportan una dimensión escasamente
transitada y atendida: su pensamiento en el terreno específico
de la economía política. Aquí aparece, en primer
plano, lo que siempre se supuso: sus críticas abiertas y contundentes
al camino emprendido por la Unión Soviética para
construir el socialismo.
28 El siguiente texto acerca de las notas críticas y borradores del Che sobre elManual de Economía Política
de la Academia de Ciencias de la URSS adopta como referencia para sus reflexiones y comentarios la reciente
publicación del material inédito del Che, aparecido en el volumen titulado Apuntes críticos a la
Economía Política. La Habana-Melbourne, Ocean Press, 2006.
71
Los Apuntes críticos a la Economía Política, al igual que la
carta enviada desde Tanzania a Armando Hart Dávalos en diciembre
de 1965, permiten indagar en la búsqueda teórica del
Che. Una búsqueda “madura”, si se tiene en cuenta su corta y
afiebrada vida. Ambos textos condensan planes de estudios,
ya sea sobre filosofía –en la carta de Tanzania—, ya sea sobre
economía política –en los Los Apuntes críticos a la Economía
Política.
Ambos planes de estudio constituyen los principales antecedentes
del gran plan bosquejado en los cuadernos de notas
de lectura, transcripciones y apuntes redactados por el Che en
Bolivia [Cuadernos de notas que iba escribiendo en forma paralela
al célebre Diario de Bolivia]. Este último plan –dividido
en cinco grandes segmentos— comenzaba por los modos de
producción precapitalistas y el problema del método dialéctico
marxista. Seguía con la teoría marxista del capitalismo
(donde el Che hacía una síntesis de El Capital de Carlos
Marx). A continuación, venía la discusión sobre la teoría del
imperialismo. Luego, se explayaba sobre la teoría de la
transición al socialismo y, finalmente, el esbozo se cerraba
enunciando los problemas del socialismo, el comunismo y el
hombre nuevo29.
Tanto el plan de la carta a Hart, como el texto Apuntes críticos
a la Economía Política, presentan problemas, pero no
los resuelven. Ambos dejan cuestiones abiertas. No clausuran
las discusiones y los problemas con un slogan y una afirmación
de fe tranquilizadora, sino que apuestan a la incomodidad
del revolucionario.
29 Estas notas de Bolivia todavía están inéditas en español. En Italia se han publicado, en una edición que
deja muchísimo que desear, ya que en ella se citan todos los libros leídos por el Che a partir de ediciones
italianas (en un típico gesto eurocéntrico…) en lugar de reproducir los datos y fragmentos de las ediciones
originales utilizadas por Guevara. Véase Ernesto Che Guevara, prima demorire. Appunti e note di lettura
[Apuntes y notas de lectura]. Milan, Feltrinelli, 1998. (Agradecemos a Tristán Bauer, Carolina Scaglione
y Agustín Prina por habernos acercado este texto italiano). Nosotros hemos realizado un extenso estudio
preliminar delmismo (que ocupa casi el doble de los propios escritos del Che), tomando como base su versión
original, pero esa investigación permanece aún inédita.
72
No casualmente, el Che le escribe a su compañero y ayudante
Orlando Borrego acerca de esta tarea, a través de su
compañera Aleida –que lo visita en Praga: “Estoy pensando
en iniciar un trabajito sobre el Manual de Economía de la
Academia, pero no creo que pueda acabar [...] Está sólo a nivel
de idea”. Por lo tanto, los cuadernos de Apuntes críticos a la
Economía Política son algunas de esas “ideas”. Nada más. El
Che no dejó un tratado sistemático sobre el asunto. Ni siquiera
en los cuadernos de notas de Bolivia.
Entre los múltiples aspectos que podrían destacarse en
estos Apuntes críticos a la Economía Política creemos que, al
menos, no deberían eludirse los siguientes núcleos temáticos:
En primer lugar, el Che se autodefine y caracteriza todo su
emprendimiento de lectura crítica delManual con las siguientes
expresiones: “nuestra herejía” y “nuestra osadía”. Esta es
la imagen que el Che tiene de sí mismo. Deberíamos preguntarnos:
¿“Herejía” con respecto a qué? ¿Cuál es la “ortodoxia”
que pretendía cuestionar y poner en discusión, en forma
“osada”? En ese sentido, resulta sintomático que haya tomado
como objeto de crítica, justamente, al texto oficial de la URSS
en la materia.
No debemos olvidar que, a su regreso de una visita a la
Unión Soviética, un año y medio antes de redactar estos
manuscritos en Praga (Los Apuntes críticos a la Economía
Política), el Che les había planteado a sus compañeros delMinisterio
sobre ese viaje que: “Por cierto cuando empezamos a
discutir (en la URSS), se produjo una situaciónmuy violenta;
eso era una Biblia, elManual –ya que, por desgracia, La Biblia
no es El Capital sino el Manual— y venía impugnado por
varias partes, incluidos argumentos peligrosamente capitalistas”
30.
30 Cfr. Ernesto Che Guevara: En El socialismo y el hombre nuevo. México, Siglo XXI, 1987. p. 69. Véase
la exposición del Che en elMinisterio de Industrias correspondiente al 5/XII/1964, fragmento reproducido
como bibliografía seleccionada bajo el título “Polémicas en un viaje aMoscú” en nuestro libro Introducción
al Pensamiento Marxista. Buenos Aires, La Rosa Blindada, 2003.
Ya desde ese viaje a la URSS, Guevara se había quedado
preocupado—¿quizás obsesionado?—por la importancia desmedida
que los soviéticos atribuían al Manual de Economía
Política de la Academia de Ciencias. Al punto tal, que ya no
leían El Capital de CarlosMarx. ElManual lo había reemplazado...
Cuando en Praga, en Los Apuntes críticos a la Economía
Política, intenta contextualizar y demarcar las condiciones
históricas de este cuestionamiento y de esta “herejía”, Guevara
sostiene explícitamente que su tarea crítica la emprende
“desde el subdesarrollo”. Sumeta consistía en pensar los problemas
teóricos de El Capital, junto con los problemas prácticos
del capitalismo y de la transición al socialismo, desde la
óptica política de los pueblos del Tercer Mundo. La Revolución
Cubana se inscribía en ese horizonte (no tanto geográfico,
sino más bien social y político).
Si en la polémica de 1963 y 1964 había caracterizado a El
Capital de Marx como un texto “humanista (en el mejor sentido
de la palabra)”, en estas notas de 1966 el Che lo aborda
como un texto crítico de la economía política, pero también
como la obra de dos “genios científicos” y de dos “revolucionarios
exaltados” (Marx y Engels). A Guevara no se le pasaba
por alto la inseparable unidad de teoría, ciencia y política en
los fundadores de la filosofía de la praxis. Por eso, en el plan
teórico elaborado en Bolivia, cuando analizaba el problema
del método dialéctico, el Che anotó: “Marx, científico puro y
revolucionario”, destacando ambas dimensiones al mismo
tiempo.
Por contraposición con la dimensión crítica que él encuentra
en El Capital, el Che califica a la “ciencia económica marxista”
de su época como simple “apologética” —un término,
obviamente, despectivo. Retoma, en este sentido, sus aprecia-
73
ciones ya expresada en el racconto de sus polémicas en
Moscú, cuando se quejaba diciendo que “existe una crisis de
teoría y la crisis teórica se produce por haber olvidado la existencia
de Marx”.
Más allá de todos los pliegues y detalles de las anotaciones
críticas del Che, lo cierto e innegable es que ellas encierran un
núcleo político fundamental. La Unión Soviética “está regresando
al capitalismo”, advierte Guevara. Advertencia formulada
un cuarto de siglo antes del bochornoso derrumbe que la
vio desplomarse sin dignidad ni decoro, cuando la roja bandera
del socialismo había sido ya desplazada por la enseña
gris de la burocracia y la mediocridad.
Esta amarga caracterización constituye, sin duda alguna,
la principal consecuencia política de los escritos del Che en
Praga, sintetizados en Los Apuntes críticos a la Economía
Política, en lo que se refiere al estado interno de la formación
social soviética en 1966. Por otra parte, en cuanto al cuestionamiento
central de la política exterior del Estado soviético,
su apreciación no es menos taxativa. Guevara define la doctrina
kruscheviana de “cooperación pacífica entre los pueblos”
como “una de las tesis más peligrosas de la URSS”. No se detiene
allí. También agrega, terminante, que dicha doctrina —
conocida en aquella época como la “coexistencia pacífica”
entre los dos grandes sistemas— constituye un “oportunismo
de poca monta”.
El Che, Stalin yMao
en los Apuntes críticos a la economía política
En esa entusiasta impugnación guevarista de la política estratégica
soviética frente al imperialismo se inscribe su referencia
a Stalin y Mao. Al igual que en su carta inédita a
Armando Hart de 1965, en estas notas vuelve a aparecer la –
74
problemática— mención de Stalin. Es muy probable que esto
se explique —al menos, desde nuestro punto de vista— por la
simpatía del Che con ciertas críticas a la URSS desarrolladas
por las posiciones chinas. Era el PC chino el que por entonces
exaltaba y oponía, frente a la “coexistencia pacífica” de
Kruschev, al binomio Stalin-Mao. Coincidiendo con esta oposición,
el Che califica la política kruscheviana como un “pragmatismo
inconsistente”. Sin embargo, debe advertirse que en
el mismo párrafo, Guevara define a la época de Stalin como
un “dogmatismo intransigente”.
Que la —problemática— referencia a Stalin deriva de
las posiciones chinas, puede corroborarse si se comparan
estos Apuntes críticos a la Economía Política, que Guevara
redacta en Praga a comienzos de 1966, con las notas de Mao
Tse-Tung de 1960. En ese año, Mao analiza críticamente el
Manual de Economía Política de la Academia de Ciencias de
la URSS. Para su crítica adopta como referencia la edición soviética
de 1959. En esas notas, Mao desarrolla un cuestionamiento
al Manual cuyo punto de vista mantiene, en algunos
segmentos, gran semejanza con la perspectiva que luego
adopta el Che; mientras que, en otros casos, existe entre
ambos una notable diferencia.
Por ejemplo, el dirigente chino sostiene que “La historia
de todas las revoluciones ha probado que no era necesario
tener previamente desarrolladas las fuerzas productivas en su
plenitud para poder transformar las relaciones de producción
envejecidas [...] Es necesario antes que nada demoler la antigua
superestructura por la revolución para que las antiguas
relaciones de producción puedan ser abolidas”31. Una y otra
vez,Mao se queja de que los soviéticos no toman en cuenta la
superestructura cuando analizan la transición al socialismo.
75
31 Cfr.Mao Tse - Tung: Notas de lectura sobre elManual de Economía Política de la Unión Soviética. En
Mao Tse - Tung: Escritos inéditos. Buenos Aires, Ediciones Mundo Nuevo, 1975. p. 47.
Previamente, en 1958, analizando uno de los últimos libros
que Stalin escribiera antes demorir –Problemas económicos
del socialismo en la URSS (1952)—, Mao afirma lo siguiente:
“Stalin sólo habla de las relaciones de producción. No habla de
la superestructura ni de las relaciones entre ésta y la base económica
[...] Todo ello concierne a la superestructura, es decir
a la ideología. Stalin habla únicamente de economía, no
aborda la política”32. Igualmente, sostiene: “Stalin sólo destaca
la tecnología y los cuadros técnicos. No quiere sino la técnica
y los cuadros. Ignora la política y las masas”.
¿Conocía el Che estos comentarios de Mao al Manual
soviético y al libro de Stalin? Cabe aclarar que estos comentarios
aparecieron editados en China, por primera vez, en 1967
y en 1969 en las Mao Tse-Tung Sovhsiang wansui [Viva el
pensamiento de Mao Tse-Tung]. Obviamente, en idioma
chino. En Argentina recién se editaron –en español—en 1975.
Como es bien conocido, para entonces el Che ya había sido
asesinado en Bolivia. Aunque es muy probable que, aun sin
haber leído estos comentarios, al haber viajado a China durante
la primera mitad de la década del 60 como representante
del gobierno cubano y de Fidel Castro, Guevara haya
podido conocer ese tipo de posiciones.
Los haya leído o no, a un lector mínimamente informado
no puede pasársele por alto que este mismo tipo de análisis
deMao Tse-Tung es el que plantea el Che cuando, en Cuba, les
responde a los partidarios del “cálculo económico” y el “socialismo
con mercado” que no hay que esperar a tener el mayor
desarrollo de las fuerzas productivas para, recién allí, cambiar
las relaciones de producción. Desde el poder revolucionario,
la política y la cultura comunista que promueve la creación de
un hombre nuevo se puede acelerar la transformación de las
relaciones de producción, aunque la Revolución Cubana todavía
no haya podido desarrollar una tecnología de punta y
una industria pesada propia.
76
32 Cfr. Mao: Obra citada, p.12.
Hasta allí las notables coincidencias, en la crítica del
Manual, del Che Guevara con el punto de vista de Mao
Tse- Tung y los dirigentes chinos. Ahora bien, el Che se diferencia
y se distancia completamente del punto de vista
maoísta cuando, en su análisis del libro de Stalin, Mao sostiene
que: “No hace falta suprimir de golpe la circulación de
mercancías, la formamercantil ni la ley del valor, aunque ellas
pertenezcan también a la burguesía [...] Hemos recurrido al
intercambio de mercancías y a la ley del valor como instrumento
para facilitar el desarrollo de la producción y el pasaje
al comunismo”33 .Mao continúa en elmismo sentido: “La producción
mercantil no es un fenómeno aislado. Todo depende
de aquello a lo que ella esté asociado: al capitalismo o al socialismo.
Si está ligada al capitalismo es entonces una producción
mercantil capitalista. Si está ligada al socialismo, es
entonces una producciónmercantil socialista”. La posición de
Mao no deja lugar a dudas. Comentando elManual soviético,
el dirigente chino señala: “Es bueno considerar la ley del valor
como instrumento para el trabajo de planificación. Pero no es
preciso convertirla en la base principal de la planificación”34.
Esta posición, que Mao adopta explícitamente del pensamiento
económico de Stalin (para oponerlo a Kruschev), sostiene
que entre la ley del valor y la planificación no existe
contradicción alguna. Es más, según este punto de vista de
Stalin yMao, la planificación socialista puede convivir y hasta
valerse de la ley del valor y delmercado para su cumplimiento.
En el debate cubano de 1963 y 1964, semejante propuesta fue
defendida por el dirigente político cubano Carlos Rafael Rodríguez
y por el profesor de economía francés y militante del
PCF Charles Bettelheim. Durante esa polémica, el Che dedicó
varios artículos a cuestionar ese punto de vista.
77
33 Cfr. Mao: Obra citada, p. 13.
34Cfr.Mao: Obra citada, p. 82.
78
Según el Sistema Presupuestario de Financiamiento (SPF),
defendido por el Che Guevara desde el Ministerio de Industrias,
la ley del valor y la planificación socialista son dos términos
contradictorios y antagónicos. Es erróneo pensar que
uno se puede valer del otro o que uno se cumple a partir del
otro. Guevara opinaba que en la transición al socialismo la supervivencia
de la ley del valor o tendía a ser superada por la
planificación socialista o se volvía al capitalismo (como finalmente
le ocurrió a la URSS). Concretamente, el Che planteaba
que: “Negamos la posibilidad del uso consciente de la ley del
valor, basado en la no existencia de un mercado libre que exprese
automáticamente la contradicción entre productores y
consumidores [...] La ley del valor y el plan son dos términos
ligados por una contradicción”35.
En una de las discusiones del Ministerio de Industrias,
Guevara fue más terminante todavía. Alberto Mora –otro de
los participantes de la polémica de 1963 y 1964, con posiciones
diversas a las del Che—había sostenido que: “Una vez elegida
la vía de la dirección centralizada de la economía, falta
ver si es posible recorrerla con métodos exclusivamente administrativos,
o si alguna vez será necesario recurrir a métodos
indirectos, aun a la ley del valor, al problema de los
precios, o a mecanismos utilizados por el capitalismo”. En
total discrepancia, el Che Guevara le respondió a Mora: “No
estoy de acuerdo con Alberto [Mora] sobre el problema del
método indirecto. Elmétodo indirecto por excelencia es la ley
del valor. Y para mí la ley del valor equivale a capitalismo”36.
El Che se tomaba bien en serio la advertenciametodológica
queMarx plantea en El Capital cuando dice que “lamercancía
es la célula básica de la sociedad capitalista”. Si sobrevive
35 Cfr. Che Guevara: “Sobre el Sistema Presupuestario de Financiamiento” [febrero de 1964]. En Che
Guevara El socialismo y el hombre nuevo. Obra citada. p. 287.
36 Cfr. Alberto Mora y Che Guevara: “El plan y el hombre”. En El socialismo y el hombre nuevo. Obra citada.
pp. 74—75. También puede encontrarse en la célebre compilación organizada por Orlando Borrego
(con la colaboración de Enrique Oltusky): El Che en la revolución cubana. La Habana, Ediciones delMinisterio
del Azúcar, 1966. Tomo VI: [lleva por título: “Ministerio de Industrias”], p. 577.
durante la transición socialista e, incluso, si es alentada a que
crezca en nombre del “socialismomercantil”, a largo plazo eso
conlleva darle un nuevo impulso al capitalismo que, como el
ave Fénix, renace de sus cenizas, aunque haya sido políticamente
derrocado mediante la toma del poder por los revolucionarios.
Por lo tanto, el conjunto de la polémica del Che
contra los partidarios del “cálculo económico” está dirigida a
cuestionar esta posición central de Stalin yMao. Esta posición
económica es también política, como Guevara nunca deja de
aclarar en sus artículos e intervenciones polémicas.
Guevara, Lenin y la NEP
La mirada crítica a esta supuesta “superviviencia de la ley
del valor” y al “uso consiente” del mercado como método indirecto,
durante la transición socialista, el Che la prolonga
más allá del cuestionamiento de la afirmación de Stalin yMao.
La “herejía” del Che va más lejos y más atrás todavía. Llega a
cuestionar, incluso, la Nueva Política Económica (NEP) que el
propio Lenin planteó en 1921.
La NEP consistió, después del primer período de la revolución
bolchevique conocido como “comunismo de guerra”, en
la supresión de las requisiciones agrícolas y el otorgamiento
de legalidad a lamanufactura y el comercio privados. A partir
de la NEP, los campesinos soviéticos podían vender libremente
sus productos a los comerciantes privados o llevarlos al
mercado directamente, sujetos tan sólo a un impuesto en especie.
Evidentemente la NEP era un paso atrás muy importante
para el proyecto socialista. Lenin lo dio, no porque
creyera que ese era “el camino estratégico hacia el comunismo”,
sino debido a la extrema debilidad de la revolución
después de años de guerra civil e intervención imperialista extranjera.
Fue un producto de la necesidad (aunque, luego,muchos
socialistas mercantiles hicieron de ella una virtud).
79
Respondió a una desfavorable relación política de fuerzas.
En la Rusia bolchevique, fue Nicolás Bujarin quien intentó
legitimarla teóricamente como un camino estratégico.
En los Apuntes críticos a la Economía Política, lejos de celebrar
la supervivencia de la ley del valor y el mercado dentro
del socialismo, como si fueran un camino estratégico, el Che
critica duramente a la NEP. Puntualmente, sostiene que ella
“constituye uno de los pasos atrás más grandes dados por la
URSS”, a lo que más adelante agrega: “así quedó constituido
el gran caballo de Troya del socialismo: el interésmaterial directo
como palanca económica”. Este tipo de análisis prolonga,
retrospectivamente, su posición de 1963 y 1964 en el
debate con Bettelheim, Mora y Carlos Rafael Rodríguez.
En 1964, en la ya mencionada reunión —taquigrafiada—
del Ministerio de Industrias, el Che había afirmado: “Puesto
que una empresa que funciona sobre la base de la demanda
del público ymide su ganancia y su criterio de gestión con relación
a eso no es ni un secreto ni una rareza; es el proceder
del capitalismo [...] Esto está sucediendo en algunas empresas
de la Unión Soviética; son algunas experiencias particulares y
no pretendo de ninguna manera probar con esto que en la
Unión Soviética exista el capitalismo. Quiero decir simplemente
que estamos en presencia de algunos fenómenos que se
producen porque existe crisis de teoría, y la crisis teórica se
produce por haber olvidado la existencia de Marx y porque
allí se basan solamente en una parte del trabajo de Lenin. El
Lenin de los años 20 es tan solo una pequeña parte de Lenin
[...] Es un hecho que entre el Lenin del Estado y la revolución
y de el imperialismo, etapa superior del capitalismo y el Lenin
de la NEP hay un abismo”. Más adelante el Che agregaba su
particular interpretación de la NEP: “En la actualidad [1964]
se considera sobre todo a este último período, admitiendo
como verdad cosas que teóricamente no son ciertas, que fue-
80
81
ron impuestas por la práctica”. Guevara terminó su intervención,
en esa reunión, señalando: “Lenin, entre otras cosas –y
perdónenme si me repito, porque lo he dicho muchas veces y
tal vez hasta en estemismo lugar–más que un revolucionario,
más que un filósofo, es un político, y los políticos deben hacer
concesiones. De todos modos, sea lo que sea, en algún momento
debe decir cosas que no corresponden a su pensamiento”
37.
La crítica del Che a la NEP y a la canonización posterior
que se hizo de aquella fase de la revolución rusa—congelando
a Lenin como un vulgar apologista delmercado—coincide, en
muchísimos aspectos, con la crítica que expresó en 1925 y
1926 el economista soviético Eugenio Preobrazhensky en su
libro La nueva economía.
Preobrazhensky comenzó trabajando junto con Nicolás Bujarin,
peromás tarde una aguda polémica teórica los enfrentó
entre sí. Luego de muchas idas y venidas y de haber militado
entusiastamente junto a León Trotsky en la Oposición de Izquierda,
Preobrazhensky terminó fusilado por el stalinismo
en 1937.
Ya en 1921, en la conferencia del Partido Comunista, Preobrazhensky
había expuesto sus críticas a la NEP, alertando
sobre el peligro que implicaba para la revolución socialista el
“juego delmercado” y el aliento a los campesinos ricos en detrimento
del campesino pobre. Gran parte de su reflexión giraba
en torno a las relaciones contradictorias entre el sector
privado de la economía soviética y la industria socializada. De
la misma forma que hiciera el Che Guevara en el seno de la
Revolución Cubana, Preobrazhensky sostenía que la NEP derivaría
en una estructura dualista: industria y bancos públicos,
37 Véase la exposición del Che en el Ministerio de Industrias correspondiente al 5/12/1964, fragmento
reproducido como bibliografía seleccionada bajo el título “Polémicas en un viaje a Moscú” en nuestra
Introducción al Pensamiento Marxista. Obra citada.
82
agricultura privada. En esemarco, sostenía, se daría una lucha
entre elmercado y la planificación llevada a cabo por el nuevo
Estado soviético. Según su opinión, este último debería transferir
al sector público y socializado lo esencial de la sobreproducción
social, todavía agrícola. De igual forma que como
apuntará el Che años más tarde, y a diferencia de las opiniones
de Stalin, Mao Tse-Tung, Bettelheim y Carlos Rafael
Rodríguez, Preobrazhensky planteará la relación entre elmercado
y el plan como una contradicción estratégica. No por
casualidad, en la carta a Hart, el Che se había referido a “los
grandes polémicos del año 20 en la URSS” como “los más
importantes para nosotros”.
¿Había leído el Che Guevara a Preobrazhensky cuando redactó
los Los Apuntes críticos a la Economía Política?38 No lo
sabemos. Su libro La nueva economía recién se publicará en
Cuba en 1968 (en el N°22 de ese año, en la revista cubana
Pensamiento Crítico, Hugo Azcuy realiza una reseña elogiosa
del mismo). En México, también se publicará, pero todavía
más tarde, en 1971 (por la editorial ERA vinculada a la nueva
izquierda). Quizás el Che lo leyó en ediciones europeas. En
Oxford se publicó –en inglés– en 1965,mientras que París recién
apareció –en francés– en 1966.
Capitalismo, socialismo y etapismo
Pero no será, únicamente, en la interpretación de la ley del
valor y su relación con la planificación socialista dónde hallaremos
la diferencia central entre Guevara y el stalinismo de
Mao Tse-Tung y el propio Stalin.
La distancia central entre ambas posiciones la encontramos,
plenamente desarrollada, en el cuestionamiento del Che
Guevara a todo etapismo sociológico, historiográfico y político.
Un cuestionamiento de índole teórica, de largo aliento,
38 Véase el testimonio de Orlando Borrego en “Che Guevara lector de El Capital”.
83
que no respondía simplemente a una urgencia coyuntural del
Che por “quemar etapas” o a un “apuro” suyo circunstancial
(como lo sugieren, superficialmente, algunos biógrafos) sino
a una visión de la historia humana de neta filiaciónmarxiana.
El etapismo –preconizado por todas las corrientes stalinistas,
sean las aggiornadas prosoviéticas de Kruschev o las ortodoxas
prochinas de Mao– consiste en separar las tareas
“democráticas”, o “burguesas”, o “agrarias”, o de “liberación
nacional”, de las tareas específicamente socialistas. Son bien
conocidas, al respecto, las clásicas posiciones de Stalin y sus
seguidores en la materia39. En las notas de Mao Tse-Tung al
Manual de la Academia de Ciencias de la URSS, el dirigente
chino insiste en diferenciar etapas en la lucha contra “el capital
burocrático” –vinculado a la dominación extranjera en
China–, de la lucha contra “el capital nacional”.
Para el etapismo (se apoye en los escritos clásicos de Stalin,
en los manuales soviéticos o en los textos de Mao Tse Tung)
la revolución pendiente en América Latina no es socialista,
sino “agraria antiimperialista” (como forma específica de la
“revolución democrático burguesa”).
Cuestionando duramente este tipo de análisis, en los Apuntes
críticos a la Economía Política el Che vuelve a insistir con
la misma idea que también planteará en su “Mensaje a los
pueblos del mundo a través de la Tricontinental”: “Por otra
parte las burguesías autóctonas han perdido toda su capacidad
de oposición al imperialismo –si alguna vez la tuvieron–
y sólo forman su furgón de cola. No hay más cambios que
hacer; o revolución socialista o caricatura de revolución”.
39 Para una interpretación “etapista” de la Revolución Cubana, puede leerse con provecho “Cuba en la
transición al socialismo (1959-1963)” de Carlos Rafael Rodríguez. En Letra con filo. La Habana, Ciencias
Sociales, 1983. Tomo II, pp. 293-388, particularmente pp. 372-388. Igualmente, pueden consultarse sobre
este asunto los puntos de vista de Blas Roca (líder histórico del antiguo PSP). También puede rastrearse
esta posición en “Veinte años de la revolución cubana” (Conferencia celebrada enMoscú en diciembre de
1978) de Fabio Gobart. En Trabajos Escogidos. La Habana, Ciencias Sociales, 1985. pp. 181-195. En
Argentina puede encontrarse una posición idéntica, sobre Cuba y América Latina, en los escritos políticos
e históricos de Victorio Codovilla o Rodolfo Ghioldi.
Mientras el Manual soviético, analizado por Guevara,
sostiene que: “La burguesía nacional participa en esta lucha
[para derrocar la dominación del imperialismo] y desempeña
cierto papel progresivo”; y mientras en sus comentarios Mao
Tse-Tung insiste, una y otra vez, en diferenciar entre “el capital
burocrático” –asociado en China a la dominación extranjera–
y “el capital nacional”, la posición del Che Guevara
rompe totalmente con dicha concepción.
En los Apuntes críticos a la Economía Política, el Che
replica y responde que: “Históricamente esto fue cierto, en la
actualidad es falso”.
Refiriéndose al “proceso de alianza entre las burguesías y
los capitales imperialistas”, Guevara plantea que: “se produce
una alianza entre explotadores de diversos sectores y los grandes
terratenientes incursionan en la industria y el comercio”.
Separando, aúnmás, las posiciones propias de las preconizadas
por el etapismo, Guevara agrega más adelante en sus
Apuntes críticos a la Economía Política: “La lucha contra la
burguesía es condición indispensable de la lucha de liberación,
si se quiere arribar a un final irreversiblemente exitoso”.
¿Cuál es la fuente teórica de esta crítica abierta, nunca solapada,
de Guevara al etapismo? En primer lugar, la propia
experiencia política de la Revolución Cubana. A diferencia del
antiguo Partido Socialista Popular; Fidel Castro y el resto de
la dirección cubana nunca separaron en dos al proceso revolucionario.
El pasaje entre una fase nacional-antiimperialista
y una fase socialista se dio en forma ininterrumpida. De allí en
adelante, todos los llamados internacionales realizados desde
la Revolución Cubana al resto de las organizaciones y pueblos
de América Latina, siempre, apelaron a la idea de una revolución
socialista (no “democrático burguesa” ni “agraria-antiim-
84
85
perialista”) continental. Desde las primeras declaraciones de
LaHabana hasta las declaraciones de la Organización Latinoamericana
de Solidaridad (OLAS).
Aunque haya sido la principal, ésa no fue seguramente la
única fuente del Che. A pesar de que no aparece citado explícitamente
en sus libros y artículos del período, según el testimonio
del militante peruano Ricardo Napurí –que trabajó
junto al Che durante los primeros tiempos de la revolución en
Cuba, desde 1959 a 1964, preparando contactos con otros sectores
revolucionarios sudamericanos, principalmente peruanos
y argentinos–, Guevara habría leído La revolución
permanente (1930) de León Trotsky en el año 1960. Elmismo
Napurí le habría acercado, personalmente, este libro al Che al
Banco Nacional de Cuba y, a los pocos días, habrían mantenido
un diálogo sobre el texto ya leído por Guevara40.
En primer lugar, en esos cuadernos transcribe varios fragmentos
de La revolución permanente, extraídos de la antología
realizada por Charles Wright Mills: Los marxistas (1962
–el Che utiliza una edición mexicana de 1964–). En segundo
lugar, en esos mismos cuadernos, Guevara extracta numerosos
pasajes de la Historia de la revolución rusa de Trotsky,
leída en una edición argentina. En ambos casos, luego de
transcribir pasajes, sintetiza su balance sobre Trotsky y sus
obras.
De cualquier forma, tampoco se agotan allí las posibles
fuentes de la crítica guevarista al etapismo. Ya durante los
años 20, más precisamente en 1928, José Carlos Mariátegui
había planteado que: “La revolución latino-americana, será
nada más y nada menos que una etapa, una fase de la revolu-
40 Cfr. Entrevista de José Bermúdez y Luis Castelli a Ricardo Napurí. EnHerramienta N°4, Buenos Aires,
1997. En los cuadernos de notas, transcripciones de libros y apuntes teóricos redactados en Bolivia, el Che
volverá a leer a León Trotsky.
86
ción mundial. Será simple y puramente, la revolución socialista.
A esta palabra, agregad, según los casos, todos los
adjetivos que queráis: «antimperialista», «agrarista», «nacionalista-
revolucionaria». El socialismo los supone, los antecede,
los abarca a todos”41. Es seguro que el Che conocía a
Mariátegui, tanto por su primera compañera Hilda Gadea
(militante peruana) como por haber mantenido amistad con
el médico comunista peruano Hugo Pesce, delegado de Mariátegui
a la primera Conferencia Comunista Sudamericana
de 1929 (Pesce, a quien conoció en Perú durante sus viajes juveniles,
lo visitará en Cuba en los 60).
La “herejía” del Che no termina tampoco en su crítica del
etapismo. En estas apretadas líneas de los Apuntes críticos a
la Economía Política, Guevara también cuestiona el recurrente
hábito del marxismo ortodoxo –repetido en todos los
manuales “científicos” de la URSS, no sólo en los de economía–
que consiste en atribuirle a fenómenos históricos, que
han sido producidos en condiciones y circunstancias coyunturales,
el carácter de “ley”. Esta polémica aseveración de
Guevara, ¿no tiene consecuencias, a la hora de comprender el
conjunto de la concepción materialista de la historia? Creemos
que sí. Pretender legitimar posiciones políticas coyunturales
–como las de la NEP–, en nombre de las temidas “leyes
de la dialéctica” o las “leyes de la economía”, constituye uno de
los recursos metafísicos más dañinos que ha sufrido el
marxismo a lo largo de toda su historia.
Vinculando el problema de la planificación (eje del debate
de 1963-1964), con su marxismo humanista, en estas notas
Guevara vuelve a repetir sus opiniones críticas del “socialismo
mercantil”, siempre rebosante de fetichismo y cosificación.
Allí define entonces la planificación como “la posibilidad de
dirigir cosas, de quitarle al hombre su condición de cosa económica”.
41Cfr. José CarlosMariátegui: “Aniversario y balance”. Editorial de Amauta N°17, año II, Lima, septiembre
de 1928. Reproducido como bibliografía seleccionada en nuestra Introducción al PensamientoMarxista.
Obra citada.
En consonancia con esta concepción, como en todos sus escritos
anteriores, Ernesto Guevara vuelve a apelar a la conciencia
y la educación comunista, esos inmensos agujeros
negros del “socialismo real”. La educación comunista a la que
aspira el Che, dirigida a la construcción de una humanidad
nueva, enfoca sus cañones contra el interés material, ya que
“apunta a que el individuo actúe de acuerdo a su deber social
y no a su barriga”. En esta sentencia reside, justamente, el corazón
de su concepción ética de revolución y el socialismo.
Por último, debemos prestar atención al modo en que
Guevara discute con las concepciones más catastrofistas del
marxismo. Según éstas, la caída del capitalismo en su prolongación
contemporánea, el imperialismo, es inevitable y está
predeterminada. La fuente de donde se extraen, a menudo,
este tipo de análisis proviene de la ley que Marx expone en el
Tomo III de El Capital, acerca de la caída decreciente de la
tasa de ganancia. Frente a este tipo de lecturas deterministas
y catastrofistas, que aplican mecánicamente esta ley, el Che
sostiene que: “Los monopolios la contrarrestan a costa de los
países dependientes”.
En Marx no hay catastrofismo economicista. Según ese
mismo tomo tercero de El Capital, la ley tiene sus elementos
de contratendencia. Por eso, a contramano de los “ortodoxos”
que se sentaban a esperar, cruzados de brazos, a que el imperialismo
se derrumbara por sí solo, en forma automática (ya
sea por sus crisis de sobreproducción o de subconsumo) en
estos Apuntes críticos a la Economía Política el Che alerta:
“El imperialismo tiene aún gran vitalidad”. ¿Cuáles son las
consecuencias políticas de este análisis? Pues que el imperialismo
no se cae jamás solo, ¡hay que vencerlo para poder derrumbarlo!
Para ello hay que romper con todas las recetas
teóricas ortodoxas que nos invitan, invariablemente, a quedarnos
pasivos, somñolientos, con modorra, esperando y sin
intervenir en política.
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La invitación de Guevara y el programa deMarx
A contramano de las antiguas codificaciones positivistas
del marxismo (que escindían ética de ciencia, juicios de valor
de juicios de hecho, voluntad y praxis política de cientificidad)
y de los “nuevos” intentos académicos delmarxismo analítico
(que construyen una deontología normativa sobre la justicia al
margen de la historia y de la lucha de clases) en susmúltiples
manuscritos, planes para futuros estudios, apuntes, cartas y
discursos el Che Guevara nos deja todo un programa de investigación.
Articulando ética y crítica científica de la economía
política, crítica científica y política, política y cultura,
cultura e historia, historia y ética, Guevara nos invita, provocativamente,
a retomar la herencia olvidada de Carlos Marx.
Aquella donde la crítica de la economía política, paradigma
de cientificidad, se estructura en un ángulo totalizante sobre
una escala axiológica de valores que emergen de la historia y
de la lucha de clases.
Aceptar el desafío ético del Che, retomando el programa
teórico, político y epistemológico deMarx, nos permitirá volver
a instalar en la agenda actual de la izquierda la perspectiva
política radical, antiimperialista y anticapitalista, durante demasiado
tiempo olvidada.
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