Señor Director de LA REPUBLICA
Dr. Federico Fasano Mertens
Escribo simplemente para que se publiquen algunos de los excelentes comentarios que mi padre vertía sobre artículos de políticos que a él un poco lo habían decepcionado.
Mi padre era un gran economista y analista de esta sociedad hipócrita, un gran militante del Frente (uno de los primeros exiliados políticos en la década del 70), aunque últimamente muy crítico del partido y olvidado por algunos que hoy están en el poder y nunca se dignaron a devolverle un simple llamado.
Sí, mi padre fue exiliado político en Suecia, y uno de los pocos que perduró a la vuelta, muchos volvieron, porque no soportaron la perversidad del sistema. El, en cambio, siempre pensó que el Frente iba a cambiar el rumbo, pero últimamente sentía que los cambios eran demasiados lentos, que los ministros ganaban demasiado y la pobreza persistía en un país de pocos habitantes y mucha riqueza; le resultaba vergonzoso. Así y todo, seguía convencido de que la opción política no era equívoca, que en algún momento se les iba ir el miedo y los cambios serían más drásticos, ya que no se explicaba cómo este país se podía dar el lujo de tener indigentes.
(Ponía el ejemplo de Holanda un país de muchos habitantes y mucho menos territorio.)
Por ese motivo respondía los artículos con la esperanza de que quizás alguien los escuchara.
El exilio de mi padre fue difícil, recuerdo y lo escucho cuando era niña hablar sobre el Uruguay y lo lindo que iba a ser la vuelta. Sí, la vuelta fue linda, la familia esperaba y el reencuentro fue hermoso. Luego otra la vez la decepción, nunca se le dio la oportunidad de ejercer como economista porque todo siempre fue y sigue siendo a dedo. Si se presentaba a un concurso siempre se le daba una excusa tonta para no darle el trabajo pese a tener una formación superior.
Pero se fue con dignidad, nunca le pidió nada a nadie, jamás hizo alarde de su título como hacen muchos profesionales. Para aquellos que hoy están en el poder y que alguna vez recibieron alguna llamada de mi padre, quédense tranquilos que simplemente quería saludarlos.
Olmarenco era mi padre; se llamaba Jorge Leoni, y todavía a los 64 años, tenía la esperanza de una sociedad más justa, es decir la distribución de la riqueza.
Papá, que descanses en paz
VIRGINIA ACUÑA
PD: Adjunto un comentario de él sobre un artículo:
"La otra noche en Televisión Nacional, y a propósito del Mundial de Fútbol, escuchaba a un comentarista deportivo, hablar del mérito de un país tan pequeño, por estar entre los 4 mejores del mundo. Parecía no tener en cuenta que uno de nuestro rivales, Holanda tiene una superficie más o menos como Tacuarembó. Eso sí, allí viven con buena calidad de vida, lejos de la indigencia, 15 millones de personas. El Uruguay no es un país chiquito como se insiste machaconamente, posee una dotación de recursos naturales intactos y un territorio superior al de Inglaterra donde viven 90 millones.
Toda la lógica económica parecería indicar, si tomamos nuestra superficie, nuestros recursos y nuestra cantidad de habitantes, que habría mucho más para distribuir por habitante (no como promedio) que en esos 2 países. Sin embargo, la perversidad del sistema y de las actuales relaciones de propiedad fundamentalmente del recurso tierra, determinan que ni siquiera podamos asegurar para esa sí pequeña cantidad de habitantes una seguridad alimentaria. No habría que tomar en cuenta estos datos y muchos más en lugar mistificar conceptos como país pequeño o crecimiento; por otra parte me pregunto cuánto debe crecer el PBI y en cuánto tiempo para sacar de la miseria a los 60 mil jubilados que reciben menos de 4 mil pesos, a los empleados del sector privado, que reciben 6 mil pesos o a los docentes que promedian los 10 mil pesos. Me gustaría saber de cuánta renta se apropia un terrateniente con 5.000 hectáreas, ¿no hay allí un problema de distribución del
ingreso?
En Holanda, Inglaterra, o Suecia no existen productores individuales con más de 100 hectáreas, solo en ¡Andalucía existe todavía la figura del terrateniente!
Creo que nuestros gobernantes deberían trascender la concepción neoclásica de la economía (aquello de recursos escasos necesidades ilimitadas) y prestarle más atención a estudiar proponer y concretar cambios en nuestra anacrónica estructura productiva. Seguramente se contará con recursos suficientes para mejorar sustancialmente la calidad de vida de nuestra gente
Jorge Leoni
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